Cada vez son más las personas las que, llegada la mediana edad, hacen todo lo posible por mantenerse "eternamente jóvenes."
Sin embargo, ¿cómo distinguir una actitud saludable de una obsesión inalcanzable?
¿Por qué nos obsesionamos con la juventud?
Esta obsesión por la eterna juventud no es nada nuevo. Todos hemos oído leyendas sobre manantiales, elixires o piedras que concedían el poder de la juventud eterna. Pero algo ha cambiado en las últimas generaciones como para empezar a hablar de conceptos como la midorexia.
Estamos obsesionados con todo aquello que se relaciona con la juventud, porque existe una tendencia creciente a un nuevo concepto de madurez, que invita a la población de mediana edad a reivindicar su derecho a seguir "disfrutando de la juventud."
Sin embargo, hay otros condicionantes que deberíamos tener en cuenta, como las redes sociales. Ya no solo nos importan las fotos de estrellas de cine, ahora Instagram nos enseña una imagen idealizada incluso de nuestra vecina.
Otro punto a destacar es que , como insiste Sergio Fernández, vocal de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME); "hoy en día, los procedimientos médicos se engloban dentro del enfoque holístico del bienestar". Es decir, el verse bien por fuera, se acompaña con cuidarse por dentro, haciendo de la nutrición, el ejercicio y el cuidado estético un trío inseparable.
El QUID DE LA CUESTIÓN está en entender que se puede envejecer más o menos rápido, de forma más o menos evidente, pero que envejecer, al final, forma parte de la vida. Por eso, es fundamental trabajar con la aceptación de la etapa de la vida en la que nos encontramos y de lo que esto implica. Y también con la noción de que la edad no define quiénes somos, ni tampoco determina nuestra valía como persona.
La importancia de manejar expectativas:
Otra de las claves para diferenciar cuando la "midorexia" es preocupante, es precisamente el saber manejar las expectativas, ya que hay ciertas personas que intentan alcanzar cánones imposibles, y al no ver los resultados que desean, aparecen sentimientos como la frustración o la insatisfacción con uno mismo; que pueden derivar en problemas de autoestima, ansiedad, bajo estado de ánimo, etc.
Así que es fundamental manejar unas expectativas realistas de lo que es la belleza, la edad que tenemos y de lo que tenemos y de lo que realmente es saludable y lo que no.
La midorexia aparece por el contexto en el que vivimos y la presión social que nos lleva a creer que lo deseable es estar más guapa, más delgada, etc. , cuando realmente sentirse y verse más joven no tiene por qué traducirse solo en eso.
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